Noche de acampar

Un campamento suena genial, piensan, así que eso hacen. Malvaviscos, comida grasosa y azucarada, linterna y calzoncillos limpios es lo único que se requiere, aunque, en el caso del tío Dean... cerveza ¡mucha cerveza!

Es de noche, llevan de llegar dos días ahí. Un bosque arrullado por los sonidos de la naturaleza y exaltado por la mudez de estar lejos de la ciudad, a treinta metros un lago demasiado extenso. Y a muchos, muchos kilómetros, la civilización.


Tiempo de duración: Mes de Octubre.

Se encontraba sentado frente a la temprana fogata que habían hecho a pesar de que el cielo aún estaba claro, se estaba divirtiendo a pesar de que llevara relativamente poco tiempo saliendo con los demás.

Le habían contado que unos cuantos del grupo tenían la costumbre de ir cada año a ese lugar a pasar el 31 de Octubre, ya que no se sentía lo bastante cercano a todos los demás no había querido ir, pero al final lo terminaron convenciendo. Daba gracias a ello o en esos momentos estaría aburrido seguramente.

Además de que esa noche sería genial, ya que se vería un raro fenómeno astrológico  denominado "Luna de sangre" en donde esta, se podía apreciar de color rojo total. Investigó y en un pueblo cercano (Relativamente, ya que el próximo pueblo se encontraba a algunos kilómetros) le habían denominado a esa "La noche maldita"... No es que fuese muy escéptico pero le parecía exagerado que así le llamaran solo por un eclipse en una fecha sugerente.

—Entonces hoy es la noche. — Dijo al aire mientras cogía otro malvavisco y lo acercaba al fuego. —¿Que va a pasar? ¿Vendrán monstruos a chuparnos la sangre? —repuso con media sonrisa mirando a la persona a su lado.

Aunque en realidad no lo creía podría haber jurado que vió algo caminar entre los arboles... Nah, seguro solo se estaba sugestionando o algo parecido. Regresó la vista a donde estaban todos, solo había alguien que no parecía muy contento.
Comiéndose el bombón ya quemado por las brasas miró al cielo, seguro sería una linda noche... Aunque estuviese maldita.

Observó entre las ramas largas que colgaban de aquel viejo árbol, las manos apoyadas al tronco que parecía caerse en algún momento pero, sabía que no pasaría, que éste duraría y duraría más de lo que una frágil vida humana duraría.

Guió la mirada de aquel chico al otro, volvió a éste y después regresó al menor. Inevitablemente estiró los labios reflejando el mismo sentimiento que lo embargaba.

Rob había crecido un poco más, aunque al parecer el tío Dean jamás iba a dejar de molestarlo y éste, a quejarse. Se preguntaba... ¿seguiría jugando básquet? O quizás ya se había hecho un ñoño de esos raros que preferían el ajedrez. ¿Y había dejado crecer su cabello? Oh... ¡aquello no podía dejarlo pasar!

—Hombre, te dije que encenderlo, ¡no incendiarlo!

Fue a ver a los dos que peleaban, Minho era un caso como siempre, igual que antes sólo que con más altura y el mismo chicle pegado; aunque a esas alturas creía que más bien Newt era el que llevaba, no el chicle, sino la sanguijuela.

—Oye, ¡no seas un bastardo de mierda y convida!

Se preguntaba si habían venido los demás, las tiendas ya estaban montadas y parecía que no estaban todos ahí.

—Entonces hoy es la noche.

Volvió su atención al rubio, a quien observaba desde hace rato, de alguna manera le recordaba a alguien, pero no estaba seguro.

—¿Que va a pasar?¿Vendrán monstruos a chuparnos la sangre?

Se movió para observar un poco mejor, sabía que no podían verlo pero... ¿mala costumbre de humano? Además, seguía prefiriendo estar lejos, se conformaba con saberlos bien. Y por otro lado, era jodidamente difícil que tus propios amigos te ignoraran.

Minho y Newt estaban discutiendo de nuevo, era ya la tercera vez, así que se abrazó las piernas apoyando la mejilla izquierda en las rodillas mientras les observaba; el tío Dean les había dicho que parecían un matrimonio viejo y eso les había callado de manera inmediata al menos por el rato que duró el viaje en auto.

A primera vista cualquiera diría que se caían mal y que había espinas entre ellos pero, ya fijándose bien, siempre buscaban estar juntos y se miraban demasiado… aunque, aún no terminaba de averiguar si lo hacían esperando el momento justo para picar al otro y empezar una discusión o si había alguna otra razón.

—Hombre, te dije que encenderlo, ¡no incendiarlo!

—Oye, ¡no seas un bastardo de mierda y convida!

Rodó los ojos, agradeciendo haber comprado su propia bolsa de malvaviscos en la última parada que hicieron para poner gasolina; estiró el brazo tomando la varita de madera en donde había colocado un malvavisco bicolor.

—¿Que va a pasar?¿Vendrán monstruos a chuparnos la sangre?

A pesar de haber hablado un par de veces con el rubio no conocía suficiente a ese chico, se llevaba más con los otros pero la verdad ni estaba seguro del porque su tío le había arrastrado a esa reunión cuando todos eran mayores y el lugar no era precisamente uno agradable para él.

¿Cómo iba a serlo tras lo ocurrido?

Le habían contado cómo ocurrieron las cosas pero el recordar casi nada, porque en aquel entonces era pequeño, le molestaba.

—No seas tonto —respondió la pregunta de Nikol sin importarle si era para él—, esa clase de cosas no existen.

Se comió el malvavisco y se relamió los labios cuando el dulce se quedó pegado en éstos.

—Es más fácil que nos de malaria o alguna otra de esas enfermedades que transmiten los mosquitos —sacudió la mano espantando un par de bichos que ni siquiera estaban ahí—. ¿Te pusiste repelente? ¿Mucho repelente?

Quería estar en casa con sus videojuegos, tenía un bote de helado en la nevera que no había podido llevar porque la triste nevera de los refrescos no era lo suficientemente fría como para que éste llegara en buen estado.

-¿Madre crees que deba llevar pastillas antidiarreicas? – era la tercera vez que Juno hacía la maleta, sacaba y metía cosas a lo tonto sin decidirse. Al no recibir respuesta las empacó, junto a las pastillas para la garganta, el repelente de insectos,  curitas, vendas y cremas para las quemaduras, desinfectantes de heridas, algunas cosas de niñas por sí ocurría un accidente. Y ropa para el frío, frituras, galletas y su saco de dormir.  -¡Madre! ¿Qué opinas del te? – paseó la vista en la repisa donde de distintas infusiones. -¡Madre! ¿Se acabó el de frutos rojos? 

- ¡Tarada! Claro lleva el té. Calienta el agua en el microondas del bosque y lleva las baterías recargables, las enchufas en los tomacorrientes de la casa de las ardillas.  Así se hacen amigos y toman té, se graban juntos y lo suben a YouTube.- Ignoró la respuesta sarcástica del chico, pero para lo que le importaba, seguía revisando cuando recibió un piquete en la costilla. 

–  Te vas de parejitas. Anda llévate los forros. – Su hermano llevaba un trozo de pan en la boca era asqueroso verlo comer y hablar al mismo tiempo. Aun llevaba pijama, era más alto que ella y con más masa corporal. -¿Qué dices? ¡Cállate! Es un paseo- el muchacho sonrió y volvió a darle un piquete en la costilla al salir. – Claro. Paseo así le dicen ahora. – Juno chasqueó la lengua no era la más apropiada para hablar el asunto, por lo que entendía era un repelente de niños. 

Su madre era la encargada de llevarla, hasta el punto de encuentro en donde iría con lo demás. Se trataba de una señora de mediana edad de cabellera larga de tonos rojizos, su rostro iba perfectamente maquillado e impregnada de un dulce perfume. Muy diferente a su hija que llevaba el cabello algo corto y el rostro limpio, a decir verdad no se parecían mucho, Juno había heredado la mayoría de los rasgos de su padre. – Cuídate. – le despidió mientras le besaba la frente, sabía que otras ocasiones no la dejarían salir seguía siendo la más joven de la casa y les costaba soltarla a pesar de estar cerca de la mayoría de edad. No le orgullecía esa actitud de su madre.
 
Ya en la fogata Minho y Newt hacían unos de sus espectáculos. Estaban más que acostumbrados a escucharlos pelear. Mientras los otros calentaban sus malvaviscos ella comía frituras de una bolsa.

¿Qué va a pasar? ¿Vendrán monstruos a chuparnos la sangre? 

Observó a Nikol a su lado y le dio un codazo suave de broma. – ¿Tan pronto ya quieres que te muerdan? – le susurró, esperando que Rob no escuchara. - ¡¿Malaria?! – sacó su teléfono esperando conectar internet, para buscar si era posible que les diera malaria pero la señal estaba muerta. No había traído nada para eso. – Muerto totalmente. – suspiró, lo guardo y volvió a comer de sus frituras. – Lo mínimo que agarras será un resfriado si eres el primero en dormirte. – le sonrió al más joven del grupo señalándole el lago más cercano.  – Es regla. El primero duerme con los peces.

Le produjo un ligero sonrojo lo que Jun había dicho, después de todo era de las primeras con quienes había hablado y esta le había sabido una que otra relación corta, incluso le llegó a decir que él tenía más suerte con los hombres que ella. No lo creía, después de todo del único chico en el que se había interesado realmente se había ido de la escuela hace tiempo.

Luego de eso ya no supo como reaccionar ante el más chico, lo de la malaria no lo había esperado, no sabía si reír o no. Aunque no pudo ocultar una risita ante la notable desesperación de su amiga al inicio.

—No mucho... Pero supongo que con el repelente que me puse bastará.

– Lo mínimo que agarras será un resfriado si eres el primero en dormirte.

—Pero siempre eres la primera en irte a dormir Juno, no me sorprendería que aquí también. —Dijo robándose algunas frituras, quizá después le dolería la panza, pero que importaba. —Además Rob ya es lo bastante grande como para soportar el agua del lago. No nos vamos a enfermar... Ni nos va a dar malaria —Dijo mirando a Rob —Solo disfruten.

Sería divertido hacer algo antes del eclipse, así que lanzó un cacahuate a la cabeza de Minho —Hey capitán ¿Solo vamos a estar aquí congelándonos el trasero? — dijo un poco más alto ya que había parecido que él y Newt comenzarían en nada otra pelea, de paso para que Dean dejara un rato las cervezas que llevaba días bebiendo y que Rob dejara de estar notablemente un poco fuera de lugar allí. —Me pareció ver unas rocas y colina más para allá —Señaló el lugar del lado opuesto al lago —¿Vamo... JAJAJAJA

No pudo evitar la carcajada cuando vió al otro voltear con los cachetes tan llenos de malvaviscos que parecía ardilla recolectando nueces. Al parecer temía no comer los suficientes.

El chico le había arrebatado la bolsa de malvaviscos, así que se limitó a observarlo comer hasta que algo rebotó sobre el cabello negro.

—Hey capitán ¿Solo vamos a estar aquí congelándonos el trasero?

Como muchas de las discusiones que tenían, no sabía ni cómo había comenzado; por eso, cuando Nikol intervino y comenzó con esa propuesta, aprovechó para alargar el brazo derecho con el puño cerrado y presionó sobre sobre la mejilla rellena de malvaviscos tal y como si hubiera dado un golpe imaginario.

Minho escupió al menos un malvavisco y a él se le escapó la risa.

—¡JAJAJAJA! —le apuntó, doblándose.

Podía decir muchas cosas pero le faltaba el aire para hablar, tenía los ojos algo húmedos por la risa y el corazón le saltaba contra el pecho a consciencia de que iba a pagar el meterse con el otro pero valía la pena.

—¡No juegues Minho! —lo empujó por el brazo—, ¡traga primero!

Se frotó los ojos y respiró hondo.

—Eres todo un caso…

Llevaba años de conocerle y había algunas cosas que definitivamente nunca cambiarían. Esa clase de viajes ya eran toda una tradición y estaba seguro de que Minho sería el primero en patear a todos para que continuaran reuniéndose aunque tuvieran treinta y vidas complicadas que no les permitieran verse tan seguido.

Y pensando en eso, tal vez pronto algunos se irían lejos.

—Nikol —le hizo una seña con la cabeza—, si estás tan aburrido vamos a robarle unas cervezas a Dean. No puede cuidar dos flancos y en cuanto Castiel aparezca, bajará toda la guardia como siempre hace.

Aún le parecía extraño que el lugar tuviera algo así como un guarda bosques pero, tras lo de Frank, habían designado a una persona para que hiciera rondas a cada tanto vigilando que los visitantes se encontraran bien; en algún momento Dean y Castiel habían entablado amistad y ya no era raro que éste pasara la noche en el campamento conversando con el tío de Rob.

Le lanzó un malvavisco a Rob viéndole fruncir el ceño, el chico tenía que animarse un poco ya que no tenía caso que hubiera hecho todo el viaje para volver a casa con la misma cara larga con la que había salido.

—¡Eres insufrible! —puso los ojos en blanco cuando el rubio le arrebató la bolsa con malvaviscos, para después medio sonreírse, empujarle con el hombro e instalarse justo al lado mientras metía la mano robando un puñado de los mismos y tragándolos.

—Mierda hombre ¡el año pasado fue Dean, debiste ver su cara cuando lo lanzamos! —rió sonoro y más cuando éste, aunque alejado, le fulminó con la mirada y exigió respeto a los mayores, a lo que él sólo rodó los ojos y siguió tragando mientras con duda miraba al de al lado—. Oye, ahora que lo mencionan, ¿no fue aquí donde decían que hay una sanguijuela monstruosa que te come el ya sabes qué? —y de paso deslizó la vista en Juno, barriéndola—, e incluye mujeres.

Volvió a reír instalándose en bromas con el otro, aunque cuando escuchó lo de Rob grande acercó al enano y le batió el pelo.

—¡Super grande, le he visto en acción con Barbie y Ken! Cualquiera se quedaría pasmado con tales escenas.

Rob era algo así como su adoptado hermano (latoso, molesto, enclenque) pequeño, y, aunque aún no se lo dijera ¡eso estaba implícito y se jodia aunque no quisiera! Le había hecho una promesa a Frank e iba a cumplirla, aunque el imbécil no se lo merecía.

Presionó un bombón entre los dedos mientras lo miraba fijamente.

Newt, Juno, Frank y él se habían conocido desde pequeños y su papá les traía cada año a ese lugar. Al principio era detestable, pero después...

Sonrió algo afectado.

Su padre murió en un accidente tres años después, ahí fue cuando Dean comenzó a traerlos, aunque no pasó mucho para que sucediera lo de Frank, algo que los golpeó de sobremanera y...

Gruñó, tomó otro bonchete de malvaviscos (ahora más grande) y metió a la boca. No quería estarse acordando de estupideces y...

—Hey capitán ¿Solo vamos a estar aquí congelándonos el trasero? Me pareció ver unas rocas y colina más para allá.

No lo vio venir, sólo lo sintió llegar y luego ya andaba escupiendo trocitos de su preciada comida.

—¡Hombre! —pasó el antebrazo limpiándose y tratando de respirar pues casi se atragantaba—. Ya verás...

—Nikol, si estás tan aburrido vamos a robarle unas cervezas a Dean. No puede cuidar dos flancos y en cuanto Castiel aparezca, bajará toda la guardia como siempre hace.

Agarró uno de los bombones que había medio masticado y franqueando al otro con una mano por el cuello le jaló y le metió el malvavisco en la boca para después presionar una mano sobre ésta y no pudiera escupirlo.

—¡Yo me uno! —forcejeaba con el otro que ahora estaba rojo, lo que le hizo seguir riendo, luego lo soltó y se limpió la mano ensalivada—. ¡Asco hombre! —volvió a tallar contra su pantalón, soltó algo de un tal vomito y de ahí apuntó a lo lejos—. Pero antes... ¡tengo una excelente idea para que te calientes el trasero novato! ¿Por qué no vas a ponerte falda de paja y te ofreces en sacrificio de los Dioses? —colocó una de sus mejores sonrisas burlonas—. Tú o la tabla a tu lado —refiriéndose a Juno—pueden discutirse el puesto, sólo se aceptan vírgenes.

—Nikol, si estás tan aburrido vamos a robarle unas cervezas a Dean. No puede cuidar dos flancos y en cuanto Castiel aparezca, bajará toda la guardia como siempre hace.

Río un poco. —No se si apoyarte en tu vicio ¿Nadie más piensa que sabe horrible? —Los miró con la ceja alzada, la verdad era que aunque le dijesen ñoño no le gustaba beber.

—¡Yo me uno!

Y allí iba Minho a molestar denuevo al otro rubio metiéndole uno de los bombones a la boca. — Pero antes... ¡tengo una excelente idea para que te calientes el trasero novato! ¿Por qué no vas a ponerte falda de paja y te ofreces en sacrificio de los Dioses?. Tú o la tabla a tu lado pueden discutirse el puesto, sólo se aceptan vírgenes.

—¿Entonces ustedes por fin lo hicieron? Ya sabía yo que tantas peleas no eran normales, si hasta se pasan indirectamente las babuchas frente a nosotros. —Decía refiriéndose al malvavisco que había pasado de una boca a otra... Con escala en el suelo, pero daba igual.

—Además se que lo que más deseas es verme con falda, pero nah —continuaba comiendo frituras — algo más emocionante... ¿Alguien ha visto a Chuck? —Preguntó como si de repente recordara— Quizá ya se ahogó.

Se preguntó si Rob no querría ir a jugar con el otro chico de su edad, pero no lo expresó en voz alta porque el otro se veía algo malhumorado y se notaba que no le había gustado lo que dijo Minho sobre "Barbie y Ken" — Si no quieren ir está bien — decía levantándose y sacudiéndose la tierra — Yo iré a buscar un lugar cool para ver la luna—La verdad era que quería que todos fuesen a explorar por allí un rato antes del eclipse y luego robar alcohol, dormir o morirse de hipotermia en el lago si querían, de todos modos para eso habían ido.

-Pero siempre eres la primera en irte a dormir Juno, no me sorprendería que aquí también. – lanzó un mordisco muy cerca del muchacho cuando este se atrevió a tomar de sus chucherías. – Pero si lo digo por experiencia propia. – se excusó aun no recordaba, Juno era una de las primeras víctimas de esa tradición, le había costado una semana de pañuelos mocosos y garganta irritada pero sintió satisfacción cuando le contagió los síntomas a Newt y Minho.
 
Oye, ahora que lo mencionan, ¿no fue aquí donde decían que hay una sanguijuela monstruosa que te come el ya sabes qué?, e incluye mujeres.? – se tapó su cosita ante la mención de Minho de esa tonta historia. –¡Ya! Para algo que se interesa por ti y es para comértelo. – le hizo un gestito con el dedo meñique. – Veamos el lado positivo, no vas a dejar descendencia. – Se agazapo tras Nikol esperando alguna respuesta violenta de parte de re tonto.
 
—Hey capitán ¿Solo vamos a estar aquí congelándonos el trasero? Me pareció ver unas rocas y colina más para allá.
La idea le sonaba genial a la chica, iba a responder cuando observó al pelinegro atragantarse, sacó su teléfono y logro tomar una foto algo borrosa, esperaba que el flash no le dejara aturdido. – esto quedara para la posteridad. Minho goloso, no le basta con uno quiere con todos.  – (XD) Soltó una risotada aun usando a Nikol como escudo. 

—Nikol, si estás tan aburrido vamos a robarle unas cervezas a Dean. No puede cuidar dos flancos y en cuanto Castiel aparezca, bajará toda la guardia como siempre hace.

Levantó la mano casi de inmediato. – Me apunto. Pero no quiero esperar a que Castiel aparezca las bebe como si fuera agua, para cuando se las quitemos quedaran pocas. – lo habían hecho un par de veces antes y a diferencia de Nikol el sabor no le parecía tan desagradable. 

—¿Entonces ustedes por fin lo hicieron? Ya sabía yo que tantas peleas no eran normales, si hasta se pasan indirectamente las babuchas frente a nosotros.

Miró a Nikol le sorprendía como podía leerle la mente. – Seguro drogo a Newt. – defendió al rubio antes de plantearse la idea de que fuera cierto. Intentaba borrar la imagen del malvavisco con glaseado de tierra. -Es que son unos románticos 


—Además se que lo que más deseas es verme con falda, pero nah – ¡Huy! Nos morimos por verte. Nuestro sueño hecho realidad – respondió sarcástica. No había pensado en Chuck hasta que lo menciono, de ser demasiados temía que Castiel y Dean sospechara de sus travesuras, estarían más alertas o quizá no. ¿Un grupo de jóvenes frente a un lago, con dulces y alcohol eran confiables?

Observó a Nikol levantarse y sacudirse la tierra que había quedado en el pantalón cerca de su cara. - ¡Gracias! Ya me preguntaba yo a que sabía al tierra – se quejó plantándose de nuevo en su antiguo puesto, su escudo se había ido. -Yo iré a buscar un lugar cool para ver la luna

-Fuera de broma. Si sabes que hoy salen los fantasmas y no son chorradas de niño llorica. No te alejes demasiado - se metió otra fritura a la boca. - Siempre te andas perdiendo. - rodó los ojos. Ya podía escuchar a Castiel lanzar maldiciones solo porque Nikol se había perdido y tenían que buscarle. 

—Me temo que eso no pasará chicos, esta vez no —anunció llegando entre los presentes con caja en mano, era cuadrada y un poco grande. La instaló en el piso y levantándose resopló sofocado, no había sido sencillo cargarla—. Tío Dean —ironizó el titulito antes de su nombre y los miró, sobre todo a Juno, quien el año pasado había terminado desnuda corriendo alrededor de la fogata hasta caer inconsciente—... se ha preocupado por ustedes y les ha traído su propia cerveza —y, bajo ojos expectantes, sacó la tapa encima y tomó una botella grande de vidrio que rezaba: Cerveza de frutas.

—Es... —creó gestos raros mientras leía—, ¿cerve-? —carraspeó—cerveza de frutas, una bebida muy buena y... —achicó los ojos intentando leer las pequeñas letritas—, cosecha del año pasado —asintió con agrado mirándolos mientras intentaba convencerse que el nombre "cerveza" no era sólo un adorno, pero al no poder, mejor cerró la boca y sonrió con su mejor cara—. Disfrútenla.

Miró su reloj en mano como si esperara algo y talló su barba con ansia.

—Nada de desnudos, ¿entendido? —palmeó la cabeza de la única fémina—, pero y si... —tosió incómodo—, ya saben, ¿el gorrito lo hace más divertido?

Un silencio incómodo se instaló y eso fue suficiente para apuntar la salida, pero antes miró a Nikol.

—Hey tú, nada de alejarse, hay coyotes allá afuera y te pueden confundir con un hueso.

Rió a carcajada abierta ante la cara de Minho, pero casi se ahogaba con la de Newt. ¿Así que Juno ya había encontrado mancuerna para defenderse? Interesante...

De la nada se agachó en su lugar escondiéndose mejor entre las ramas ¿más por modo de preservación que nada? El tío Dean desde que recordaba, siempre fue a pillarlo en los momentos más embarazosos y ridículos de su vida. Sinónimo de su presencia era algo que marcaría su vida por siempre, y no necesariamente bueno recordándolo.

Se puso colorado.

Aún recordaba la vez que "salió" con su primera ¿novia? Realmente jamás llegó a nada oficial y suponía que tuvo mucho que ver con aquel encuentro fortuito en un momento nada indicado del cual, como bien se había mencionado, tío Dean tuvo gala de presencia.

Con cuidado observó a los lados, luego arriba o abajo. ¿No fuera a caerle un tronco encima? ¿Una ardilla lo quisiera comer? ¿Una lombriz entrar a su nariz?

Resopló estremeciéndose.

Como fuera, ahora, ya asegurado de que no lo vería, el anciano hablaba y hablaba y... Guió la vista al rubio que no era Newt, éste parecía en un primer intento por alejarse del grupo, pero al parecer ahí moría la intención. Lo lamentó por él, a buena bola de vagos había ido a arrimarse.

—Tú solito te ahorcaste amigo —sonrió para él.

¿Y ahora qué harían? Le había gustado el baile del año pasado, aunque casi montaran un incendio. ¿Ahora jugarían gerritas de lodo? Él optaba que esa idea de meterse en un barril y rodar colina abajo hasta el lago, no era descabellado. A ver si ahora sí lo lograban antes de que viniera el guardabosques raro.

Ruidosos. Pensó al escuchar las carcajadas provenientes seguramente de un campamento cercano, aunque a decir verdad no es como si ellos fuesen la mata de la tranquilidad.

No pudo parar de reír desde que dijo aquello, por los rostros de sus compañeros y luego peor, por la "cerveza de frutas", dudaba que los demás estuviesen muy felices por el jugo de frutas fermentado, pero ¿al menos tenían su objetivo?
Ya le dolía el estomago para cuando el "—¿el gorrito lo hace más divertido?—" llegó.

—¿Ya oyeron? —Dijo en voz baja desviando la vista hacia Minho y Newt por lo anterior dicho.

—Hey tú, nada de alejarse, hay coyotes allá afuera y te pueden confundir con un hueso.— Eso lo acalló repentinamente, el tío Dean le agradaba, pero no esperaba que se quedaran todos sentados mientras tomaban la dichosa cerveza.

—El lobo no me va a comer, abuelita —respondió rodando los ojos en expresión divertida—Además, me da miedo tu jugo raro.

Al saberse sin oportunidad de merodear por lugares lejanos pensó en hacerlo cuando el guardabosques por el que "el tío Dean babeaba", como le habían dicho, llegara.

—Entonces en lo que toman su tepache rosa voy a mirar el lago aquí cerca ¿Alguien viene? —Al ver que Dean volvía a su lugar a leer no se que cosa, los mayores se abalanzaban contra las cervezas criticándolas y viendo a Rob palmearse la frente seguramente pensando que todos eran bobos, tomó eso como una negativa.

Caminó a unos metros hacia el lago, opuesto a donde quería ir en un principio. Sentándose en la orilla del seguramente frió lago contemplaba el reflejo de la luna en el agua, faltaban pocas horas para el eclipse.
En esas estaba cuando notó que alguien lo había seguido, quizá era Juno que venía a preguntarle como se la estaba pasando o Rob que ya se había hartado de los demás, giró la vista y su corazón dió un vuelco.

Hubiese esperado a cualquiera menos a él, repentinamente se sintió muy nervioso y esperaba que su cara no se hubiera puesto roja, el corazón le molestaba. ¿Quien habría pensado que lo encontraría allí después de tanto tiempo?

—Frank. —salió de su boca casi como un suspiro, esperaba que el otro no lo hubiera escuchado o sería muy raro, le miraba incrédulo y con una sonrisa boba. —Hola... No creo que me recuerdes pero... —Definitivamente no, pensaba haberlo superado, pero no pudo evitar albergar falsas ilusiones de que el otro si le recordara.

Se giró un poco para verlo mejor, seguía casi igual, ese chico que era casi un modelo a seguir y que a pesar el tiempo, a pesar de no haber hablado más que lo necesario, le seguía gustando.

—Solo son tus hormonas actuando, chico enamorado.

Le habían dicho una vez.
Sí, seguramente era bastante superficial lo que sentía, pero no podía hacer nada, las mariposas en el estomago seguían allí.

—¿Ya oyeron?

Saludó a Dean con un movimiento de cabeza que el mayor respondió sin más palabras, que él estuviera ahí era sinónimo de que Castiel estaba cerca y eso cambiaba las prioridades para el adulto.

—Sexo seguro chicos… —de pie a espaldas de Minho y Newt desplegó una tira con tres condones ante los ojos del asiático, la balanceó ligeramente esperando que éste la tomara y cuando el chico no lo hizo simplemente la dejo caer en su regazo dando por hecho que éste preferiría guardársela en el bolsillo de la forma más discreta posible—. Además —puntualizó porque una cosa llevaba a la otra y al final iba a ser de lo más normal—, ustedes ya son novios. ¿No?

Ante la falta de respuestas buscó alguna en Juno ya que el pequeño Rob parecía haberse propuesto derretir los malvaviscos con la mirada quizás porque el tema del sexo era mucho para él.

—Castiel me puso a cargo de la brigada de Educación Sexual —rodó los ojos porque la brigada era sólo él y el títulito le parecía excesivo. Sin embargo, el pelinegro tenía como objetivo hacer de él una persona con futuro y ponerle pequeñas tareas como esa eran parte del plan maestro que aún no entendía pero seguía porque en el fondo sentía que tenía que devolverle algo al guardabosques—, según él es más fácil que alguien de tu edad te de consejos.

Se encogió de hombros y se estiró tomando una de esas falsas cervezas, era curioso que no les permitieran beber alcohol pero el par de adultos no les prohibieran hacer otras cosas de adultos.

—Hola Juno —se sentó al lado de la chica y no preguntó por Gauss porque si Juno no se encontraba pegada a éste, debía de ser porque el chico no les había acompañado en el viaje o algo similar—, ¿qué novedades tienen desde la última vez?

Sabía que Minho no le tragaba, probablemente porque todos ahí eran amigos de años y él resultaba una especie de invasor.

Miró a los que estaban en la fogata y, dudando, de la nada ya estaba siguiendo al otro. Era verdad lo que el tío Dean decía, había coyotes y, Newt, mejor que nadie, los conocía. ¡Aquel sí que había sido un día de susto!

Se apresuró entre la senda llena de maleza haciendo tronar ramitas y hojas, aquello le divertía mucho. No podían verlo, pero, y aún no entendía cómo funcionaba, era algo así como aire y con su pasar cosas ligeras como las mencionadas podía hacerlas mover o desistir bajo su peso. Espera ¿desistir sería aire? Seguía sin entenderse.

Hasta cierto punto se quedó sin lugar donde esconderse, dudó por segundos pero luego avanzó con cautela recordándose que no lo veían. Era raro, pero seguro se le pasaba al par de horas como todos los otros años. A todo esto... ¿qué es lo que había hecho durante el resto de tiempo que los otros no estuvieron ahí?

—Frank.

—¿Me han clonado? —riendo giró sobre sus talones en busca del susodicho copia. ¿Había ido alguien más ahí y no le vio? Miró derecha, izquierda, atrás. Pero...

Espera.

Se detuvo de golpe y volvió a repasar a los lados como si alguien más estuviera ahí y era con el que el otro hablaba, pero sólo estaba él y... ¿su fantasma?

—Hola... No creo que me recuerdes pero...

¿Entonces sí podía verlo? ¿De verdad... podía hacerlo?

Caminó hasta él y acuclillándose sin dejar de verlo fijamente, le picó con un dedo; el otro inmediatamente se quejó. En respuesta él sonrió amplio. Se emocionó, casi desmayó. ¡No sólo lo veía, podía tocarlo!

—¿Te conozco? —¿Entonces sí lo conocía? ¡Ya decía él!—. Tu cara se me hace familiar —sobre todo los ojos, pero no iba a entrar en detalles—. ¿No salimos? —rió de buena gana, sabía que no, pero escalofriante que se parecía a Michelle, y ahora que lo pensaba a... y a... Creó un gesto pensativo que al final lo descolocó, carraspeó y espabilando recuerdos mejor fue a instalarse sentándose a su lado mientras lo empujaba por la cara hasta que éste cayó al agua; si ese chico podía verlo, no iba a desperdiciar la oportunidad de hablar ¡llevaba años queriendo respuestas!

—Oye... eres un debilucho —desde su altura, a carcajada abierta, sólo lo vio chapotear cabeza flotante, se dobló extendiendo una mano entre arcadas y le jaló para ayudarle a salir—, ¿algo así como un perro chihuahua mojado y apestoso?

Se acomodó cómodamente dejando caer las piernas y lo empujó de modo que el agua escurriendo no le llegara, aunque realmente no lo había requerido y pudo moverse él más allá, pero siempre le gustaba sentarse de ese lado, todos los sabían y debían respetarlo, era hora que el novato también lo hiciera.

—Exactamente dime... ¿por qué viene el tío Dean con ustedes? ¿Y a qué sabe esa nueva presentación de nachos? —había visto que sus doritos favoritos ahora llevaban otro empaque, Minho parecía degustarlos bastante ¡y él moría por saber!—. ¿Han seguido pateando a los imbéciles que se le acercan a Juno? —resopló—. Hombre... recuerdo uno de la escuela, espero que Minho se haya encargado. Y... —le miró fijamente como si fuera a preguntar lo más importante del universo—. ¿Es verdad que ya terminó "Guerra contra Zombis asquerosamente poderosos galácticos abominables"? ¿En qué termino? ¿Capitán Escalofriante logró derretir con sus ojos de láser a Sabueso apestoso? Oh ¡hombre! ¡el capítulo estaba que mataba! —resopló todo rojo y emocionado, aquella noche iban a pasar lo que sucedía; él incluso, que llevaba esperando meses aquel desenlace de temporada, había hecho un par de historietas al respecto. ¿Rob las seguiría teniendo? Esperaba que no, eran pura basura.

Torció los labios bajo la mirada del otro, no parecía muy contento. —¿Alguien te ha dicho que espantas de tanta felicidad?

Aún acaloradamente rojo por todo lo dicho anteriormente, gruñó escupiendo un par de maldiciones. ¡Ahora sólo le faltaba eso! Que apareciera aquel imbécil de cara espantosa para venir a joderle la noche. ¿Acaso no conocía algo mejor que hacer? ¿No tenía una vida por ahí que atender?

Puso los ojos en blanco y le lanzó la tira de condones de regreso.

—Dudo que te puedan hacer falta, ¿pero seguro puedes hacer globitos con ellos y usarlos de compañía? —le dedicó la peor de sus caras al verlo sentado al lado de la chica; era obvio que éste quería sobrepasarse con ella, pero no iba a dejarlo—. ¿Por qué no vas a pegarte una pulmonía o qué se yo? —apuntó al lago donde Nikol, aunque hizo silencio y levantó una ceja cuando lo vio caer y al minuto volver a salir, negó como no creyéndola y volvió su atención al otro—. ¿Quizás sólo desaparecerte? —sonrió genuino—, harías a más de uno feliz.

Abrió una botella de aquella cosa rara y bebió hondo sin dejar de verlo, no iba a sacarle la mirada de encima.

Sabía que las tradiciones eran buenas, que unían a las personas, y aunque él no tuviera alguna en particular ni tampoco muchas personas cercanas, había encontrado agradable el continuar en ese trabajo al descubrir que muchos visitantes de los que acampaban en ese bosque lo hacían de manera frecuente.

Así había conocido a ese grupo y poco después a Dean.

Recargado en el Impala negro elevó la diestra como saludo pero no para Dean sino para los chicos detrás de éste que habían lanzado una mirada y ahora reían.

—Están creciendo muy rápido —le arrojó una cerveza al otro a modo de bienvenida—, y son buenos chicos. Lo sabes, ¿verdad?

Dean había hecho bien el papel de tío, aunque fuera postizo, pues si bien a primera vista pareciera que no le respetaban mucho, lo cierto era que sí lo hacían y que todos ahí le tenían la suficiente confianza como para contarle algún problema y pedir ayuda en el momento justo.

Bebió un sorbo largo de la cerveza y añadió:

—Por eso he vuelto a traer a Max.

No era un muchacho malo, sólo estaba algo descarriado y esperaba que esa convivencia le ayudara a descubrir que las cosas podían ser diferentes.

—Espero que está vez no quieran encerrarlo en la cajuela —sonrió al mirar a Dean, el plan de Minho del año pasado había fallado sólo porque eran muy ruidosos—. Cierto… —metió la mano en su gabardina sacando un destapador—, dejaste esto la última vez.

Posó la mirada en el rostro ceñudo del otro, sacar a colación esa visita podía ser inoportuno pero ya lo había dicho.

—¿Eso que querías?, ¿lo conseguiste?

Llevaba ahogándose desde…

—Sexo seguro chicos…

Tosió de nuevo y ya no por culpa del malvavisco que Minho le había retacado en la boca con todo y tierra ni por el comentario del tío Dean sobre sombreritos, esa tira plateada balanceándose ante ellos fue suficiente para que prefiriera ahogarse antes que responder a alguna de las preguntas que Max estaba haciendo.

Ese chico sabía bien que no le agradaba a Minho y tal parecía que en lugar de tratar de llevar la fiesta en paz, se empeñaba en darle razones para que siguiera detestándole.

—Dame —palmeó el brazo de Minho, que era lo que tenía cerca, e iba a quejarse del sabor dulzón de esa “cerveza” que casi le arrebató al otro… cuando alargó una mirada hacia donde el pelinegro lo había hecho.

—¿Por qué no vas a pegarte una pulmonía o qué se yo? ¿Quizás sólo desaparecerte?, harías a más de uno feliz.

Le escuchó pero no apartó la vista del otro rubio, Nikol estaba ahí estirando un brazo a la nada y parecía hablar sólo.

—¿Deberíamos ir con él? —el chico se caía hasta con los cordones de sus tennis y que estuviera tan cerca del lago haciendo cosas tontas era bastante peligroso—, o al menos no perderle de vista...

Desde lo de Frank tenían una regla respecto al lago.

Minho lo siguió con la mirada y rechistó con cara de fastidio y algo más. —Déjalo —La verdad que le daba mal sabor de boca hablar del tema y no quería tocarlo, así que gruñó y soltó otro par de maldiciones arrebatando lo que le fue arrebatado, aunque no bebió.

¿Por qué miertero asunto tenía que recordarle eso?

—Además, es la orilla —hizo notar como si con aquello una gran respuesta se diera; al final, el gran problema ¿no había sido en el área del antiguo columpio?

Un malestar se le instaló en la boca del estómago y volvió a mirar a lo lejos.

—¿No te dijo si andaba en teatro o esa mierda? —no hallaba otra lógica—. Juno, ¿a dónde fuiste a sacar a ese enano? Es tan como tú, aunque definitivamente prefiero los holanes y diseños de tus pantis.

Abrió la botella y miró atrás soltando una mueca no muy convencida, no porque no creyera que eran buenos chicos, sino porque no podía prometer que volvería a suceder o, peor aún, que a Minho fuera a ocurrírsele algo mejor.

Entre una risa callejera bebió, aquello le había traído buenos tiempos de su adolescencia.

—Lo hice —resbaló la mirada sobre el otro de manera meditabunda, antes de con un gesto indicarle que se moviera de la puerta del coche, abrir y de la capotilla sacar una botella descuida y sucia—. Claro que lo hice... —arrastró saboreando incluso la belleza de la tierra encima. Aquella botella se la había dejado su padre, pero hubo un tiempo que la perdió de vista entre mudanzas y luego ya no supo, fue, aquella noche de visita con el guardabosques, que recordó eso importante que guardaba.

Canturreando se sacó unos pequeños vasos desechables y sirvió, dando uno al otro mientras alargaba la mirada a lo lejos en el lago, meditó unos segundos y volviendo al otro medio se sonrió como dándose cuenta de algo y entonces soltó un: —Salud —y un: —Yomi~~ —antes de beber.

—¿Sabes? —carraspeó con la garganta quemada, aquello estaba muy bueno. Dejó la botella a un lado y se acomodó recargándose y mirando donde los demás, igual que Castiel—, lo he estado pensando y creo que no sería una mala idea.

Se sonrojó e intento ocultar el rostro de los demás. Sabía a qué se refería Dean, lo recordaba por partes pero no podía pasar de eso. ya saben, ¿el gorrito lo hace más divertido? Soltó un gritito él también se ponía con eso. Desde aquel día estaba prendada de la cerveza, no sabía cómo había pasado pero le había gustado. Y esa cerveza de frutas no pintaba nada bien. Se arrastró hasta la caja y paseó de botella en botella. Era de un solo sabor. Le pidió a Newt que le abriera una  y cuando este se la devolvió agitó el brazo sabía asqueroso. 

Observó el regalo de Max para Newt y Minho, le dio un poco de gracia incluso cuando este busco su apoyo se rio en su cara. Le saludo con un gesto en la mano cuando se sentó a su lado. Max era más alto que ella, como todos en ese lugar. Ya hasta el mismo Rob le iba repasando en estatura y eso que era mucho menor, sentado era mucho más fácil triturarle frituras en el cabello, que era lo que hacía mientras le preguntaba sobre la última vez.
¿Por qué no vas a pegarte una pulmonía o qué se yo?

-Joder con Nikol. – dejó de prestarle atención al resto y fue corriendo por una toalla. La malaria, el resfriado y lo tonto que podía llegar a ser su amigo. Se registró el bolso entero en busca de las pastillas para la gripe cuando notó que algo importante faltaba. Se dio una palmada en la frente, había traído de todo menos eso. Cerró su mochila un poco molesta de su propio despiste. 

Volvió a la fogata con todo entre las manos. 

Juno, ¿a dónde fuiste a sacar a ese enano? Es tan como tú, aunque definitivamente prefiero los holanes y diseños de tus pantis

Le empujó por un costado o al menos hizo el intento, no le movió ni un centímetro cuando retrocedió, primero Dean y ahora él. – Vale, la próxima vez te las presto. Te irán de un bien con esas piernas. – carraspeó tomando otra cerveza de frutas que había abierto antes. – ¿No se los dije? – una parte de sí creía que ya conocían la historia entre Nikol y ella, de cualquier forma siempre terminaban entenderandose. – Me inscribí en una clase de primero auxilios, él estaba ahí. Nos tocó hacer respiración boca a boca juntos. – se encogió de hombros. Después de eso supo que a Nikol no le iban las chicas o al menos no ella, lo normal.

-Fue mejor experiencia que esté. – dio un cabezazo hacia Max quien había sido su primer beso. 

Corrió los más rápido y precavida que pudo. Le colocó una toalla sobre los hombros, estrujando con fuerza su cabello, para secarle. -¿Qué pasa contigo hombre? – le dio una mirada severa. – Abre la boca y di “AH” – le indicó cuando lo hizo le metió las pastillas a la boca y tan rápido como pudo le hizo beber la cerveza extremadamente dulce. Él muchacho daba arcadas ahogándose, hasta que tragó.  – No sé, si sea buen momento para decirlo pero olvide el papel toilet.

—¿Te conozco? — Y allí acababan las ilusiones sobre que el otro pudiese recordarlo, sin dejarle tiempo a responder llegó el —. ¿No salimos? — que hizo que se pusiera rojo como tomate mientras el otro se carcajeaba ¿Que era tan divertido? No entendía porque había llegado a tocarle, casi no habían hablado, ni siquiera lo recordaba y ya estaba...Ni siquiera lo vió venir, en un momento estaba confundido y en el otro chapoteando.

—Oye... eres un debilucho —

—Y tu un tonto — decía tomando la mano que le ofrecían para salir sin saber bien que demonios hacer en esa situación, estaba totalmente descolocado. Por un momento quiso jalar al más alto a que se diera un buen chapuzón también, pero era cierto, el otro era más fuerte, no sería fácil.

Y ahora venía lo más raro, ¡le estaba preguntando cosas sin sentido! ¿Estaría drogado?

—Bueno... Saben a... ¿Queso?, Uf hombre ¿Veías esa serie? No te enteres del final. —La recordaba, ya hace años que había terminado, la verdad había sido un poco decepcionante, el ejercito de arañas mutantes había detenido al capitán, pero sus amigos de diferentes planetas llegaban a rescatarlo y como en novela de niñas vencían con el poder de la amistad o algo así... Ahora que lo pensaba, esa serie acabó por esas fechas, en el año en el que Frank dejó de ir a la escuela. — De hecho hasta creo le sacaron secuela, pero fue un fi...

De la nada una toalla había caído sobre él.

– Abre la boca y di “AH” –Genial, Juno tenía que venir justo en ese momento, no es como si no le agradeciera las atenciones, la había conocido de una manera extraña relacionada con pasarse las babas el uno al otro y fué demasiado bochornoso cuando ella le confesó que sentía algo por él, teniendo que hablarle de su sexualidad. Por suerte no se lo tomó a mal y se había vuelto una gran amiga... ¿O madre?.

Lo del papel había sido por demás incómodo, pero casi escupe cuando esa sustancia medio dulce, medio amarga se había deslizado completamente por su garganta.

La escuchó correr preocupada a preguntar casi gritando si alguien había traído el papel toilet y algo sobre la ropa interior. De alguna manera le alegraba un poco que no hubiese reparado en Frank, sabía que este era heterosexual, pero nada le quitaba el hablar un rato
—Demonios Jun... eres una...—Decía tallándose los ojos, tenía cero tolerancia al alcohol y este comenzaba a tener su efecto.

Volteó a ver a Frank y le sonrió mirándole a los ojos —Son más bonitos que la luna. — ¿Lo había dicho o lo había pensado? Se dió una palmada en la frente, no es como si no tuviese control de sus acciones con el alcohol, pero soltaba las cosas sin pensar a veces.

Friccionó un poco la toalla en el cabello mojado y bajó la mano tocando sin querer la contraria, al quitarla automáticamente como acto reflejo sintió que la mano más grande y algo fria tomaba la suya en el aire. Si ya estaba rojo por todo lo anterior, ahora casi se muere de la presión o algo.

Echando el tronco a un lado apartándose un poco le miró sin dar crédito, pero tampoco quitó la mano. —Llegas sin recordarme, pero me picas la cara, me tiras al lago y me tomas de la mano ¿Así eres con cualquier extraño en el bosque? O solo quieres cariño —dijo con media sonrisa incrédula.

El otro no sonreía, murmuró algo sobre 'extrañar' y 'contacto humano', mirando a donde los demás estaban... Si que las cosas estaban raras. —¿No tienes fiebre? Deberías entrar al lago, esta frio. —Comentaba haciendo énfasis en la temperatura y quitándose los zapatos junto con la sudadera delgada que llevaba y la playera, si no lo hacía seguro que si pescaba el refriado antes mencionado.

Pasándose la toalla por los hombros la dejó allí y volvió a poner la mano debajo de la más grande, en otro momento quizá se hubiera alejado un poco, pero ahora, quizá por el alcohol, estaba más envalentonado... Y sonriente.

—¿También vinieron a ver el eclipse? —Lo dijo en plural, ya que suponía que el otro chico vendría con algún otro grupo de campamento. —¿Quieres unos doritos?... Hm ¿Sabes? Siempre me pregunté porque te fuiste de repente. —Comentó al aire — Eres como el guardián del hielo mutante, —hizo referencia a la serie de antes. — Cuando se fué para entrenar sus técnicas ninja y poder entrar en el escuadrón de los zombies. ¿Tu te fuiste a entrenar? ¿Tienes superpoderes? —Comentó mirándole divertido y golpeándole un hombro con el dorso de la mano, haciendo de "ninja".

Se tapó un poco mejor con la toalla medio mojada, no hacía mucho frio, pero si algo, y no quería ir a cambiarse. Después de todo quiensabe cuando tendría otra oportunidad tan surreal, rara e inesperada para estar frente un lago y la mano entrelazada con la de tu "amor platónico" de hace años.

—Por cierto, me llamo Nikol... Y no, no salimos. Aunque hubiese queri... Aunque... Eh... —Y allí estaban sus frases sin pensar, sonrío tontamente, las ideas eran un revoltijo en la cabeza, odiaba a Juno por darle del jugo raro justo en un momento así.

Enarcó una ceja al verla llegar como un torbellino y al mismo tiempo irse, y aunque le dejó con la mano a medio levantar en forma de saludo y la sonrisa congelada, al final sólo se talló la nuca y no dijo nada.

Era difícil.

Atrás quedó la emoción por saber lo de las arañas y el pésimo final que incluso así le emocionaba y...

Lo vio con frío y cierto remordimiento se instaló en él, al final ¿él no podía saber cómo estaba la temperatura? No lo consideró aunque recordaba que por esas fechas era caluroso. Así que sin pensarlo mucho lo tomó de una mano.

—Llegas sin recordarme, pero me picas la cara, me tiras al lago y me tomas de la mano ¿Así eres con cualquier extraño en el bosque? O solo quieres cariño

—Un poco de cariño ¿quizás? Con el tiempo se extraña —rió bajo desviando la mirada a lo lejos donde sus amigos—, ¿o contacto humano aunque sea? —negó—. O bien es que soy un chiflado extraño pervertido que va a comerte cuando menos lo esperes.

Pero la mano se fue y con ella el recuerdo, así que sólo le quedó observar. Ese chico realmente le parecía familiar pero no recordaba de dónde, muchos de sus recuerdos se habían ido borrando y ahora lo más que poseía eran fragmentos de su vida y sucesos exclusivos de ese día año con año. Pero la claridad con las demás fechas... Lo más nítido era un día estar bien y al siguiente ahí, viéndolos marchar.

Repentinamente el calor regresó y fue como volverle a traer al presente.

—¿También vinieron a ver el eclipse? ¿Quieres unos doritos?... Hm ¿Sabes? Siempre me pregunté porque te fuiste de repente. Eres como el guardián del hielo mutante, Cuando se fué para entrenar sus técnicas ninja y poder entrar en el escuadrón de los zombies. ¿Tu te fuiste a entrenar? ¿Tienes superpoderes?

Sonrió observando aquellos gestos y soltó un "Oye" y se sobó el hombro aunque éste no le había dolido para nada. ¿Qué era lo que le habían dado? Miró de reojo leyendo "Cerveza de Frutas" y dudó si aquello realmente fuera algo como tal. ¿Quizás bien, el otro ya era así?

—¡Claro que tengo super poderes! —se defendió hinchando el pecho—, unos grandiosos. Pero es secreto —y llevó un dedo a los labios en gesto confidencial mientras le guiñaba el ojo—. Pero no soy como el guardián del Hielo Mutante, soy algo mucho más sorprendente, más que el Imperial de Fuego o el Torbellino de Aire.

¡Se sentía extremadamente bien hablar con alguien y obtener respuesta y encima que supieran de lo que hablaba!

—Por cierto, me llamo Nikol... Y no, no salimos. Aunque hubiese queri... Aunque... Eh...

—¿Nikol? —repitió pensativo como si aquello hubiera apagado sus sentidos y de manera inconsciente soltó la mano del otro y la llevó a su muñeca, justo donde traía un cordón con un azul no muy particular. Algo había... —. Tienes un nombre raro ¿te han dicho? —y la figura frente a él parecía difuminarse dentro de su cabeza hasta perderse entre burbujeos, pero antes de que sucediera sacudió la cabeza y volvió a tomar con firmeza la mano jalándole para pararse.

—¿Qué te parece si te muestro un lugar secreto? —Juno había amenazado con regresar pero él aún quería poder hablar un poco ¿no podía culparle? Sería un rato, luego lo regresaba—. Es relativamente cercano, hay un columpio y es super genial.

— Tienes un nombre raro ¿te han dicho?

—A veces. — Decía un poco mas serio por la repentina separación. Mentiría si dijera que no le agradaba que volviese a tomar su mano.

—Oye, por si no recuerdas estoy medio desnudo y mojado — se señaló con la mano libre, solo tenía pantalones y una toalla.

—Es relativamente cercano, hay un columpio y es super genial.

Como la veía había dos opciones.
Quedarse, cambiarse de ropa a algo màs abrigador y menos húmedo, seguramente perdiendo la oportunidd de estar con el chico que lo traía loco y que de alguna manera estaba tan dispuesto al contacto con él.

O irse y a ver que tal.

Sonrió de lado como no creyéndosela y cubriendose un poco màs con la toalla apretó un poco esa mano fría y se dejó llevar por entre la maleza.
Esperaba que nadie lo hubiera visto marcharse asi de repente con un "extraño", sería bastante raro y armarían un escándalo, seguro. No había de que preocuparse, regresarían rápido y cumpliría su cometido de explorar un poco el lugar.

Se sentía bien el pasto y la tierra en sus pies descalzos y el aire aunque algo frio era placentero, pero esa sonrisa boba era màs que nada por los dedos entrelazados de su mano.

Caminaron algún tramo en silencio, tan solo disfrutando del paisaje. — ¿No era cerca capitàn? Si sigues tan enigmatico comenzaré a desconfiar... ¿Y si al final si eres un loco pervertido que quiere comerme? — hizo una fingida mueca de espanto para luego comenzar a reír un poco.

— Entonceeees — Seguía teniendo esa duda — ¿Me diràs porque te fuiste?... Si quieres, claro. — agregó fingiendo desinterés.

Supuso que si el otro no le recordaba no sabría donde se habrían conocido, —Y si quieres saber como te conosco, has memoria. — Comentó tajante con una sonrisa cercandose disimuladamente al otro solo un poco.

Nikol había actuado extraño. Y aunque no quería admitir que su amigo era raro en algunos sentidos, cuando se dio la vuelta y le observó irse no le quedó más remedio que aceptarlo. Le había dejado la toalla esperaba que con eso bastara para verle bien y no se resfriara, no estaba convencida que fuera seguro pero no podía correr tras de él. No era su madre.

Tomó el camino de vuelta un poco más lento. Pensando desde cuándo se había vuelto tan maternal con el grupo, no había caído en cuenta que lo hacía por miedo desde aquello… Un sentimiento extraño la embargó aun dolía, pero se rehusaba a abrir sus heridas. Miró de nuevo atrás buscándole con la mirada, ya estaba perdido.

Torció la boca cuando llegó con el grupo aun tratando de dejar ese sentimiento atrás.  – ¡Podemos jugar a la botella!  – dijo  mostrándoles todo lo que Nikol se había bebido. – Pero nada de pasarse babas. – reiteró antes de que Minho tuviera oportunidad de ponerle un dedo encima al lindo de Newt. – Con retos. Si se unen no hay vuelta atrás. – advirtió a los viejos que les vigilaban e hizo un gesto inocente balanceándose sobre sus talones y ocultándose la botella tras la espalda. 

-¿Qué dicen? – preguntó poniendo la misma cara de mono aburrido que ponía Max cada que aparecía. – Por favor nada de fogatas y pantis con holanes. – no recordaba un momento más vergonzoso en su vida que eso. La botella era un juego para intentar algo con alguien que te gustaba eso lo entendía pero si todos allí le parecían más o menos lo mismo a una piedra tendría que ingeniárselas para hacerlo divertido, en el fondo era un excusa más para enviar al intruso al lago.

Esperando respuesta afirmativa o quejas se escabulló hasta las galletas y se metió una a la boca. Dejó un paquete de estas cerca de los dulces de Rob, era tan silencioso que  asustaba. Debía pensar que estaban locos.