1º Misión, descubrimiento del Glade Mixto- MINHO-NEWT

Y estaba en aquel peculiar lugar... otra vez. No es como que no hubiera estado ayer, o antes de ayer y así sucesivamente desde que tenía memoria (por absurdo que sonara).

Se inclinó sobre sus rodillas respirando forzadamente, las gotas de sudor le perlaban por la frente y algunas le resbalaban hacia la punta de la nariz. Los brazos también los llevaba empapados y apestaba.

Detestaba apestar pese a que siempre lo hacía como buen runner.

Alzó el rostro y vio a Newt ahí sentado, descansando como lo viera unos veinte minutos atrás.

Obviamente el rubio ya no podía llevar el mismo rendimiento que tiempo atrás, no podía exigírselo, así que por ello le dejó para ir a revisar un par de líneas. Siendo él, le era fácil recordar el camino de regreso.

—¿Listo?

A sabiendas que se había quedado viéndolo tiempo de más, se sacó una botella de agua de la mochila y dio un hondo trago como si la vida pendiera de ello.

Newt y él se conocieron desde el principio, ambos corredores solían pasar más tiempo juntos, a veces discutiendo en los tiempos libres sobre el laberinto. Aún recordaba que en tiempos pasados solían ir agrupados, hasta que fueron poco a poco individualizándose para abarcar más.

—Jamás pensé volver a correr contigo acá —una sonrisa media se le escapó con el recuerdo, creó el ademán de volver a beber, pero se detuvo—, no recordaba que fueras tan shank —y ahora si bebió.

No era prudente que salieran tantos del Claro pues, con la situación como estaba, se prestaba más para que se quedarán, se movieran a un nuevo plan y se reagruparan. Sin embargo salir a explorar era parte de lo que mantenía la esperanza de encontrar un escape, contrario a quedarse escondidos. Así que, a falta de runners...

Tapó la botella y la guardó.

Ya era suficiente de tantas desapariciones. Era tiempo de tomar las riendas nuevamente y solucionarlo.

Cuando Minho había llegado esa mañana anunciando que “debían de salir”, renegar de ello le resultó tan fuera de lugar como quejarse de la comida de Frypan o del hecho de que nunca llovía en ese lugar; había que salir, sí, y no era necesario explicarle al otro el por qué su propuesta parecía un tanto descabellada y fuera de lugar. A final de cuentas se trataba de Minho, y él y Alby eran quienes mejor sabían porque ya no era un Runner y el cómo había llegado a ocurrir aquello.

Aún así respiró hondo recargando la pared en el muro del Laberinto cuando Minho desapareció por uno de los pasillos.

No estaba al cien por ciento para uno de esos paseos matutinos pero tenía que estar ahí porque si pasaba un día más dentro del Glade, dando vueltas inútiles por el lugar, tratando de tener una conversación coherente con Alby o intentando solucionar cosas que no tenían solución iba a terminar mandando todo a la klunk y alimentando a un Griever.

Contuvo una queja al ponerse en pie y dar un paso, la pierna no estaba matándole pero si le lanzaba una punzada irritante que subía por toda la extremidad recordándole las cosas que deseaba olvidar.

Y ya de por sí llevaba el pecho algo agitado desde que dio el primer paso en ese lugar, había pasado bastante tiempo desde la última vez y lo abrumador de ello era que no le temía al perderse o al encontrar a un Griever sino a la sensación que había nublado su buen juicio en aquella última carrera… por alguna razón, aún sin sentido alguno, estuvo casi seguro de que iba a perder la cabeza y no precisamente porque alguna de esas criaturas basosas fuera a arrancarla de sus hombros.

Avanzó un poco y pasó los dedos por el muro rasposo, a pesar de que el lugar era árido las paredes siempre le habían parecido llenas de una extraña humedad que lentamente se evapora.

—¿Listo?

Y abstraído en ello no había notado la mirada de Minho sobre él, hasta que habló.

—Jamás pensé volver a correr contigo acá, no recordaba que fueras tan shank.

—Qué curioso —le devolvió la mirada—, a mí nunca se me olvida que lo eres.

Sonrió, de cierto modo Minho parecía entusiamado pese a las circunstancias de estar buscando respuestas en un lugar tan peligroso.

—Shank, estás nostálgico…

Aunque era cierto, él tampoco había imaginado que volverían a correr juntos.

—Mira que invitarme a dar un paseo —elevó la mirada, dándole un vistazo a los muros altos que les rodeaban. No parecía haber algo fuera de lugar en donde se habían detenido y tampoco en el resto del camino hecho hasta ahora.
Minho aún no le explicaba que era lo que estaban haciendo ahí, algo debía de saber para que hubiera insistido tanto en el hecho de que era él y no otro runner o glader quien tenía que acompañarle.

—Vamos a seguir —alargó la mano para jalar del otro, sólo por si a Minho le ocurría darle otros cinco minutos de descanso de esa forma nada sútil—. Y a partir de ahora yo te diré cuando parar —el shank no le había reclamado las pausas y seguro que no lo haría pero a él le sentaba mal saber que iban despacio cuando podían marcar otro ritmo.

Como se os ha pasado tirar el dado, lo lanzo yo para ir adelantando

El miembro 'PNJ' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

Habéis encontrado una zona de pared sin musgo, algo que seria normal si no fuera por el hecho de que en ese pasillo todas las paredes se encuentran bajo un manto de musgo. Además al acercaros, os habéis percatado que en ella se encuentra un letrero con la palabra GLADE, al tocarlo la pared ha comenzado a moverse dejándoos ver una zona totalmente vacía.

Al entrar os percatáis de que hay tres pasillos delante de vosotros. Uno a la derecha, otro a la izquierda, y uno enfrente.

Narrad cual escogéis y lanza los dados (solo uno)

Negó medio riendo antes de volver a seguirlo. Newt jamás iba a dejar de ser Newt, un reverendo y gran shank. Se rascó la cabeza con cierto sentimiento golpeándole y sacudiéndola se espabiló dejando todo pensamiento extra atrás.

Anduvieron durante un momento, ingresando ahora por un camino lleno de musgo.

—Anda, para variar —pensó Minho con sarcasmo.

Siguieron así otro rato en silencio. A intervalos él veía de refilón a Newt y resbalaba su vista a la pierna para detectar si el otro iba bien.

—Adelante —Le escuchó susurrar, y cachándole la mirada él le señaló con un gesto justamente hacia el frente—. La pared —agregó.

Volviendo la vista al frente en efecto vio esa pared tan obvia desentonando de las demás, sin musgo, sólo ahí como si... no fuera parte real del panorama.

Aceleraron el paso y llegaron, en ella estaba un letrero rezando "GLADE".

—La cosa es que me apoyé no sé dónde y había un cartel que ponía 'Glade'. Lo pulsé y fui absorbido por algo...

Recordó la conversación con Steph, así que no dudó en pulsarlo e inmediatamente la pared se movió, dejándoles ver algo que parecía el seguimiento del mismo laberinto, pero que se dividía en tres caminos.

—Izquierda —apresuró sin volver a pensarlo.

—Tomé el camino de la izquierda y acabé en otro Claro, sólo con una Caja.

Sin perder más tiempo dio el primer paso, apurándose.

(No tengo del todo la seguridad de haber tirado bien, no entiendo muy bien la mecánica. Una disculpa.)

El miembro 'Minho' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

La mirada de Minho le resultaba algo pesada pero tolerable, a diferencia de si el shank hubiera tenido el descaro de preguntar si estaba bien a ese ritmo o si acaso quería parar. Entendía, o al menos trataba de entender, que por el tiempo que tenían de conocerse y que por las cosas que habían pasado eran ya cercanos pero… a pesar de eso, le sentaba mal tanta preocupación por su persona.

—Sabes shank…

—La pared.

Volvieron a correr aprisa mientras reparaba en lo fuera de lugar que estaba aquello, parecía que alguien la había colocado recientemente y la inscripción… bueno, eso era nuevo sin duda.

—Para cosas extrañas —apuntó a los extremos.

Cuando estuvieron a un palmo de distancia, volvió a elevar la vista y al pasarla por los extremos de la pared, justo en dónde ésta se unía con las paredes cubiertas de musgo, notó los raspones en el manto verdoso.

¿Esa cosa se movería?

Dio un paso atrás cuando, como si estuviera respondiendo su pregunta, el Keeper presionó en el lugar justo y reveló ese camino; observó a Minho arqueando una ceja y concluyendo que, definitivamente, éste sabía bastante sobre aquello.

—Izquierda.

Hizo un ligero mohín pero afirmó, confiando en el otro.

—Garlopo —le lanzó un puñetazo al hombro—. No estamos corriendo sin dirección, ¿eh? —vaya, ¿qué tan complicado hubiera sido compartir desde el principio que estaba siguiendo una pista? No es como que él fuera a decepcionarse o a reprocharle por no encontrar algo al final del día.

El entrar por el pasillo izquierdo, después de un largo camino, finalmente veis una zona verde, igual que vuestro glade con la diferencia de que se encuentra totalmente deshabitada y solo podéis observar un box en el centro. Dentro del box, si queréis, encontrareis a algunos de las desaparecidos o aquello que necesitéis.

Al salir al exterior os percatáis de que esta anocheciendo, y tras vosotros, por el camino por el que acabáis de entrar, las puertas empiezan a cerrarse dejándoos encerrados dentro del glade.

Permaneceréis en el glade hasta que amanezca. Una vez las puertas se abran podréis retornar a vuestro glade.

A la vuelta, a no ser que lo pidáis, no os topareis con ningún griever, pero podéis usarlos vosotros por si queréis hacer la vuelta más peligrosa, si queréis que la administración maneje los grievers, solo tendréis que pedirlo aquí:
https://themazerunner.foroactivo.mx/t143-uso-de-pnj#436

—No estamos corriendo sin dirección, ¿eh?

Quería contarle, de hecho, iba a contárselo en la madrugada, pero la conversación dio otros giros que no se podía ya cuando había decidido que le explicaría toda la verdad. Pero después volvió a retractarse pues, no quería que el otro tuviera esa misma esperanza anclada en la garganta como una espina. Quizás podían encontrar a algunos desaparecidos ahí, quizás no. O quizás algo peor.

Abrió la boca y la cerró segundos después.

Tampoco es que quisiera meterlo a él entre todos en el peligro, pero Alby estaba hecho un caos, con Thomas... eso era un asunto que luego solucionaría mejor, e ir solo, si le pasaba algo y sí descubrían algo, de nada habría servido el esfuerzo. Con dos, por lo menos tenían más probabilidad de que eso no sucediera. Así que..., lo único que le venía a la cabeza, era que podía regresarlo en una pieza, de eso sí se encargaría.

—No, no lo estamos.

Bajó un poco su ritmo cuando vio a lo lejos una caja, esa misma que trepaba desde las profundidades en el Claro. El estómago se le revolvió.

—Steph estuvo aquí, me lo contó el otro día. Pero tenía que verlo con mis propios ojos —y se detuvo al estar a un par de pasos, entonces giró al otro—. No estoy completamente seguro de qué hay ahí, así que iré por delante, y si sale un klunk Griever, no te hagas el shuk-face ahora, y asegúrate de regresar recordando bien el camino. ¿Entiendes?

Sin esperar siquiera que el otro diera respuesta, se giró y caminó en dirección a aquella caja que se le antojaba como algo amargo y agrio. Respiró profundo a un paso y sin pensarlo más la abrió, agachándose para enfrentar lo que fuera que fuera.

Silencio.

Al principio no parecía haber nada, pero conforme sus ojos fueron adaptándose a ver los lindes más oscuros, encontró que algo estaba diferente. Su corazón bombeó. Dio un salto inmediatamente con la esperanza de que fuera algún compañero suyo, pero cuando el ruido de metal amortiguo, entendió que ese leve reflejo de luz era el de un maletín.

—¿Hay algo?

Alzó el rostro y se topó cara a cara con Newt, ese shank era realmente un shank con todas sus letras.

—Ya que andas ahí... —le pasó el maletín, y antes de optar por volver a subir, revisó por completo hasta estar satisfecho, entonces dio un salto, encontrando al otro con el maletín abierto—. ¿Qué es?

Frente a ellos estaba un maletín de un metal muy ligero y que por dentro resguardaba con demasiada seguridad dos inyecciones, en ellas rezaban para una y otro "Cura" y "Muerte".

—¿Cura? —salió de sus labios si siquiera pensarlo, y lanzó una mirada preocupada al otro. ¿Cómo que "Cura"? ¿Acaso había algo de lo que curarse? ¿Quién? O...

—¿Crees que sea la "Cura" para salir de aquí? —La verdad no se creía eso, pero tampoco se creía muchas más otras cosas que pasaban; así que sonaba lógico—. ¿Y qué con lo de "Muerte"?

Estaba muy confundido.

Y como si eso fuera poco, el muro que se había abierto para llegar ahí, había comenzado a moverse con un ruido escandaloso, soltando un pesado "Plaf", al cerrarse por completo.

Entre el estar caminando en un Glade vacío, prácticamente idéntico al que ellos conocían, y el escuchar la historia de Minho sobre Steph y el que éste ya había estado en ese lugar, nada terminaba embonando y sólo parecían tener más piezas sueltas de un enorme rompecabezas que no eran capaces de terminar.

De hecho, faltaban infinidad de piezas…

Respiró hondo porque se dio cuenta de que contenía la respiración, la camiseta sudada se le pegaba a la espalda y al torso y sentía el sudor bajando por su nuca; y ahí estaba otra vez el dolor en la pierna, obligándole a no cojear frente al Runner.

-No estoy completamente seguro de qué hay ahí, así que iré por delante, y si sale un klunk Griever, no te hagas el shuk-face ahora, y asegúrate de regresar recordando bien el camino. ¿Entiendes?

Elevó ambas cejas, ofendido.

—¡¿Qué klunk estás pidiéndome?! —apretó los puños.

“Corre y ponte a salvo”

—¡Shank! —exclamó al verle saltar dentro de la caja.

Por una fracción de segundo odio a Minho, considerando que en cualquier momento y estando en ese Laberinto podría verle morir, pero alcanzó a pensar con la cabeza fría y comprendió que el shuk-face confiaba en él y lo odio un poco más por eso… porque debido a esa confianza, era por lo que apreciaba a Minho.

Así que estando sólo le dio una mirada al Glade y luego a las puertas, tenía la sensación de que el cielo estaba extraño pero aún debían de faltar horas para que oscureciera.

Dio un par de golpecito sobre el suelo, asentando la pierna entumida, y cuando el silencio dentro de la caja le pareció demasiado opto por lo obvio…

—¿Hay algo?

Era mejor que un “¿aún vives?”.

Además obtuvo la respuesta que quería y cuando tomó el maletín no dudo en sentarse y abrirlo, si le explotaba… Minho regresaría al Glade y no ambos se convertirían en una mancha roja sobre ese bonito césped.

Sin embargo, observó el contenido sin dar crédito a lo que veía.

—¿Crees que sea la "Cura" para salir de aquí? ¿Y qué con lo de "Muerte"?

—Entiendo tanto como tú —o lo que era igual, nada.

Pasó los dedos por la inyección que rezaba “Cura”, el líquido negruzco lucía bastante desagradable y de hecho el contenido de “Muerte” con un pulcro tono plateado lucía más tentador para ser utilizado.

—Quizás sea un serum, ¿si los Grievers nos atacan tendríamos que elegir? —uno podría vivir y el otro no, tal vez era una prueba, un juego para entretener a los creadores—. Esto es ridículo… por una klunk vez deberían de poner instrucciones.

Pero antes de seguir pensando en ello, las puertas comenzaron a cerrarse y antes que correr -porque no llegarían- atinó a sujetar a Minho para evitar que hiciera alguna tontería. Un segundo después estaban encerrados y a oscuras; ¿era de noche en todo el Laberinto o sólo en ese Glade? era mejor adentro que afuera, ¿cierto? Tras un minuto de silencio, se dio cuenta de que no había ruido y en teoría tampoco movimiento.

Estaban solos, así que le dio un puñetazo en el brazo al otro.

—Deja de ser un klunk héroe…

Se agachó para cerrar el maletín, aunque no lo entendieran no iban a perder lo que acababan de encontrar.

—Venimos juntos y regresaremos igual.

—¿Au?

Se sobó el brazo, no había sido fuerte, pero eso no implicaba que no lo hubiese resentido; había que recordar que él no la había pasado nada bien con un Griever un día antes de ahí, y quizás otros dos atrás. Ya estaba juntando facturas.

—No es seas shank —se quejó—, usa ese klunk cerebro que tienes. Si algo pasa, por lo menos uno de nosotros logrará llevar la información al Claro.

Y no, no intentaba ser un héroe, pero si antes no había dejado al otro, menos lo haría ahora. No importaba si lo odiaba, no le iba a dar el lujo de que tuviera que resentir su muerte y no al revés. Y sí, era un idiota al pensarlo así.

Además... se lo debía. Aquella vez, hasta que no pasó, no se dio cuenta de lo mal que estaba su amigo. Y cada que se acordaba se sentía terrible, porque se supone que estaba para ayudarlo, pero con aquello sintió que jamás lo estuvo, o no lo suficiente como para evitar eso. ¿Ahora trataba de compensarle?

—¿Y ahora qué? —observó alrededor, por lo menos no se venían Grievers al acecho—. Pensé que faltaban un par de horas para que las puertas se cerraran. ¿Crees que habrá otra salida? —Giró sobre su sitio buscando, aguzando la mirada sin lograr nada más que lapidas gigantescas alzándose—. O podríamos buscar las instrucciones —y lanzó una mirada reservada al maletín.

¿Qué era eso? ¿Para qué era eso? Agrrrr. ¡Le dolía la cabeza con tantas cosas sin sentido!

—No es seas shank, usa ese klunk cerebro que tienes. Si algo pasa, por lo menos uno de nosotros logrará llevar la información al Claro.

Ah, ¿entonces era una cuestión de lógica? En ese caso sólo había que tener en cuenta quién podría correr más rápido de los dos, quién no necesitaría descansos y quién podría esquivar ataques directos saliendo golpeado pero vivo.

—Si estuvieras usando tu klunk cerebro —le espetó con una palmadita—, sabrías quien tiene más posibilidades de volver.

Pero no era algo por lo que fueran a discutir cuando estaba más que claro que ninguna de los dos tenía intenciones de dejar al otro atrás; la respuesta y solución era simple, debían permanecían juntos y alertas.

No era tan complicado, ¿cierto?

—¿Y ahora qué? Pensé que faltaban un par de horas para que las puertas se cerraran.

—Faltan horas —observó a Minho—, no somos tan descuidados como para correr sin fijarnos en el tiempo… con lo temprano que salimos y el tiempo que hicimos, debe de ser poco más de medio día —que estuvieran en un Glade de noche debía de ser obra de los Creadores—. Me gustaría saber si fuera de estos muros hay luz —pero eran demasiado altos y hasta donde la vista daba sólo había oscuridad.

Apretó los labios, cruzándose de brazos porque tenía la incómoda sensación de que estaban en una trampa.

—Tal vez haya que volver a la caja —era la única cosa con pinta de salida, aunque en teoría siempre había sido una entrada ya que nunca descendía cuando había un shank dentro—. Aunque esa idea no me agrada.

De hecho, estaba apretando con demasiada fuerza el maletín.

—Esta mañana te quejabas de no hacer picnics, ¿no? —aflojó los dedos antes de que estos comenzaran a ponerse blancos—. Yo sugiero que esperemos, no le veo sentido a caminar en la oscuridad en un Glade vacío… tampoco hay donde esconderse, estamos a descampado así que sería prudente olvidarse de las fogatas… lo lamento Shank, no malvaviscos está vez.

No recordaba el sabor de estos y no estaba muy seguro de haberlos comido antes pero extrañamente si sabía que nunca faltaban en un campamento.

—Vamos a hacer un recuento de las cosas que traemos y… cruza los dedos para que no nos visite un Griever —tampoco sabían cuánto tiempo iban a estar ahí, por lo que era mejor prepararse.

Rodó los ojos, ya había aparecido el mandamás Newt. Le aburría cuando se ponía en ese plan, pero admitía llevar totalmente lógica.

—Vas a debérmelos.

Se sacó la mochila de la espalda y se sentó frente al otro mientras escarbaba sacando las pocas cosas que llevaba. Una cuerda, lápiz, papel, medio lonche prueba de que aún no pasaba más allá de la una, otro lonche para el regreso, una manzana y un bote de agua y otro vacío. Ah, y un pan mordido junto con las vendas reglamentarias.

—Tu turno —le miró mientras pensaba en lo absurdo del asunto.

—Pide y se te dará —resonaba en su cabeza. No sabía si se lo dijeron, lo leyó, escuchó o cómo lo sabía, pero lo hacía.

Ahora estaba de "picnic" y con tiempo de sobra para charlar largamente con Newt. Venga, Alby y serían la familia feliz pasando tiempo de calidad.

Le dio gracia el pensamiento, aminorándole la tensión que llevaba. Ahora que estaban en alto, sin hacer nada y sentados rodeado de esas enormes piedras, la oscuridad encima de sus cabezas y el silencio como si fuera lo único existente aparte de sus voces, estaba golpeándole más fuerte que nunca la situación.

¿Era una trampa? ¿Los iban a poner a prueba? Quizás aparecerían un montón de Grievers o algo peor.

Se rascó con descuido la nuca.

O quizás estaban atrapados hasta usar esas inyecciones que encontraran. ¿Entonces serían una prueba?

Torció los labios.

Lo más sensato sería esperar a ver qué, y luego sopesar las decisiones. Mientras tanto...

—Me recuerda a esa noche, el tercer mes de nuestra llegada. ¿lo recuerdas? El shuck-face de Alby se dio de lleno en la cabeza al caer del árbol intentando cazar una ardilla.

En aquel tiempo no eran organizados, para nada, y lo que les enviaba no duraba mucho. Así que comer era un lujo, al igual que muchas cosas.

Extendió las piernas mientras Minho revolvía su mochila y extendía todo entre ellos; no había nada novedoso ahí y cuando fue su turno comenzó a ordenar las cosas de izquierda a derecha pues llevaba cuerda, papel y lápiz, dos botellas de agua prácticamente intactas, el mismo lonche y medio que Minho tenía, una manzana con un magullón en un costado y cuando pensaba en lo absurdo de contar lo que tenían cuando era el shank quien preparó todo y debía de ser exactamente lo mismo…

—Me recuerda a esa noche, el tercer mes de nuestra llegada. ¿lo recuerdas? El shuck-face de Alby se dio de lleno en la cabeza al caer del árbol intentando cazar una ardilla.


Elevó la mirada, haciendo memoria.


—“¡Shuck-faces! ¡Dejen de reír y atrápenla!” —imitó a Alby, sujetándose la cabeza con ambas manos—. “La cena se escapa. Sigan esa cola.”

Y se rió, como en el pasado, porque había sido algo tan memorable que a todos se les había olvidado por un buen rato que tenían hambre y que realmente la cena se les escapaba.


—¡Ahh!, vaya… —suspiró—. Parece que ha pasado mucho desde ese momento. ¿Hace cuanto que no cazamos ardillas?

Negó, se habían superado por mucho desde aquellos primeros días.

Comenzó a guardar las cosas, tenían comida suficiente para día y medio y quizás agua para dos; las cuerdas no iban a ayudarles en donde estaban y… sacó la mano de mochila con brusquedad, se llevó el dedo a los labios y siseó al haberse cortado.

Volvió a palpar el interior, había un bolsillo oculto y la hoja afilada de un cuchillo asomaba por éste.

—Esta es mi mochila…  —aseguró.

Esa misma que había dejado en el Laberinto y que nunca se había molestado en buscar o tan siquiera preguntar si alguien más la tenía. Elevó la mirada a Minho, incrédulo de que la hubiera guardado por tanto tiempo y de que ahora se la devolviera.

No estuvo lejos de arrojarla como si estuviera contaminada pero, la necesitaba, era útil y no podía darse el lujo de ponerse voluble en un momento en el que estaban rodeados de tanta incertidumbre.

Bufó y respiró hondo mientras guardaba el resto de las cosas.

Le había dolido el estómago de tanta risa en menos de dos minutos, incluso le lagrimaban los ojos de sólo acordarse.

Caray que aquella vez tuvieron tanta hambre por la mañana tras no cenar, pero sí que había valido. E incluso, cada que se le recordaba a Alby el tema, uno reiteraba que burlarse de él, había sido la mejor decisión.

Pero el gusto no le duró mucho, cuando identificó esa cara en el otro. No había que ser un genio para imaginar la razón.

Estiró los labios en una mueca pensativa y sin pensarlo le jaló la mochila y le lanzó la suya.

—Venga, esa te dará suerte, ¿cómo no? si es mía —se apuntó con el pulgar y se sacó el lonche—. Eso sí, esto es cambio, el mío trae la salsa secreta del chef, ese tarde media hora en convencer al shank para que la agregara.

Y ni regresado su preciado alimento, sacó la media parte y mordió, soltando un —Mh~~... —desde el fondo de su corazoncito. Había olvidad el hambre con todo el alboroto.

Ellos no hablaban del accidente, jamás lo hacían. Incluso cuando sucedió y él lo arrastró dentro del Claro, no tuvo las agallas para enfrentarlo pues, sentía no sólo haber fallado como amigo, sino también como keeper.

Detestaba lidiar con eso, así que intentaba no pensarlo, aunque muchas veces se preguntaba si él otro realmente se encontraba bien.

Pero..., desde entonces, la relación entre ellos se había distanciado. La confianza en ciertos temas, roto. Se preguntaba... y con cierta envidia, si Alby había logrado avanzar.

—Si quiere, puedo compartirte la mitad del otro —agregó, francamente desconocía si al rubio le gustaba ese picante—, mira que estoy siendo amable.

Aún estaba anudándola, para no perder nada, cuando sintió el tirón con que la mochila era desprendida de sus manos; miró al shank sabiendo que estaba tomándole el pelo y que con tanto parloteo estaba parchando algo que probablemente no estaba lejos de salirse de sus manos.

—Venga, esa te dará suerte, ¿cómo no? si es mía

Miró la nueva mochila, examinándola, y de ésta regresó los ojos a Minho; ¿suerte?, iba a darle suerte… ¿cómo una mantita o un osito de felpa?


—Ya… —estaban igual de gastadas y eran prácticamente idénticas,  salvo por ese bolsillo extra que el mismo había cosido no sin darse un par de pinchazos en el intento; por eso miró el regazo de Minho con el impulso contenido de recuperarla—. Si tú lo dices…

En realidad no quería esa mochila y de tener una fogata ahí la hubiera arrojado sin necesidad de pensar.

Le dejó sacar el lonche y siguió mirándole en silencio mientras el otro parloteaba de forma relajada pero a la vez nerviosa; Minho nunca hablaba de más, nunca estaba tan dispuesto a  compartir comida, salvo cuando pretendía distraer a alguien del tema principal. Pero como él tampoco quería hablar de la mochila, del cómo era que la tenía otra vez y del porqué se la había dado… decidió creer que realmente la conversación giraba en torno a la salsa secreta.


—Si quiere, puedo compartirte la mitad del otro

Negó, arrugando el entrecejo.

—Shuck-face, no quiero tus babas…

Y lo dijo por molestarlo, cientos de veces habían mordido la misma manzana sin hacerle el feo por el simple hecho de compartirla.

—Además prefiero que comas bien —sonrió, más tranquilo—, si te desmayas por falta de alimento voy a ser yo quien tenga que cargarte de regreso al Glade.

Entrelazó las manos, estiró los brazos y se dejo caer en el césped mirando la oscuridad sobre ellos.

—Aquí tampoco hay estrellas —comentó.

El moreno rió de buena gana. ¿Cargarlo? ¿Él?

—Pero si eres un fideo —aseveró con completa seguridad, incluso el más greenbean de Claro podría cargar más peso que tú.

Mordisqueó el lonche chupándose dos dedos con la salsa derramada y también se echó para atrás, doblando un brazo tras a cabeza, mientras que con la otra mano aguantaba el último pedazo de lonche, que se interponía ante la visión del amplió fondo oscuro.

Mascó lento y, antes de engullir la siguiente parte, habló:

—No, no las hay.

Si cerraba los ojos podía recordar cómo eran, lo sabía, estaba seguro que no eran cosa de su imaginación. Pero desde que estaba ahí, jamás había visto una. Así que... ¿realmente existirían? O bien, quizás, era una información implantada en todos, para confundirles.

—Daré la primera ronda, duérmete o fíngelo por lo menos. Sólo haya luz, tenemos que ver que shuk cosa pasa aquí —y dudó—. O bien, daremos un par de horas, y si la luz no ha vuelto, daremos por sentado que hay que movernos por igual

No sabían en dónde estaban, aunque sí cómo habían llegado y cómo se llamaba el lugar. Pero desconocían si se abriría por dentro, lo que ahí albergaba o bien, cómo se movía. Quedaba claro por lo menos para ellos, que el horario aparentaba ser diferente al de afuera.

—Pero si eres un fideo

Rodó los ojos, aunque sin llegar a ofenderse.

—Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas… —y si tenía que arrastrar o cargar a Minho, ya vería como hacerlo pero lo haría. Después de todo si ponía en una balanza el miedo paralizante y el deseo de proteger a un amigo, estaba seguro de que ganaría lo segundo aunque en el camino implicara saltarse reglas y cometer algunas estupideces.

Y no espera descubrirlo ahora, de hecho prefería imaginar que nunca sería necesario encontrarse en una situación donde tuviera que tomar decisiones como aquella.

Aunque claro, esa clase de cosas si ocurrían y solían ser las de vida o muerte.  
—Daré la primera ronda, duérmete o fíngelo por lo menos. Sólo haya luz, tenemos que ver que shuk cosa pasa aquí. O bien, daremos un par de horas, y si la luz no ha vuelto, daremos por sentado que hay que movernos por igual

No estaba convencido de dormir, de hecho ni sueño tenía, pero aún así giró sobre su costado y usó la mochila de almohada.

—¡Shhh, shuck-face! —se quejó—, intento cerrar los ojos…

Se removió y dejó escapar un bostezo que le tomó por sorpresa, no sentía sueño pero quizás estaba más cansado de lo que suponía; tenía tiempo sin correr y malas noches acumuladas tratando de resolver  desde una mesa situaciones que requerían menos palabras y más acción. Cerró los ojos y un par de veces sintió que cabeceaba sin llegar a dormirse del todo; en algún punto y con el paso de las horas, terminó sentándose y mandando a Minho a descansar también.

Y sin duda él había dormido más porque, justo cuando Minho comenzaba a roncar, terminó sacudiéndole por la pierna pues las puertas crujían y el cielo comenzaba a aclararse a la par.

—Shank, despierta, se están abriendo —susurró, temiendo que algún Griever cruzara esas puertas o que algo hubiera cambiado a su alrededor.

—Shank, despierta, se están abriendo

Se levantó de golpe y en alerta. Aquella simple frase había despejado por completo su sueño y, aunque aturdido, sacudió el rostro aclarando la visión y se levantó jalando la mochila al mismo tiempo.

—¿Qué esperamos entonces? —pero antes de dar paso, giró a ver que Newt se encontraba preparado—. ¿Recuerdas la misión?

Y no lo habían comentado, pero estaba implícito. Le vio apretar con fuerza el maletín y asentir.

—Bien, entonces vamos.

Él iría por delante y cuidaría los caminos, mientras Newt quedaría atrás protegiendo el maletín.

Con reservada precaución llegaron hasta las puertas y acercándose pegados a la pared, revisaron que nada "no agradable" estuviera esperándoles como desayuno. Y al ver que todo estaba despejado, comenzaron un maratón sin grandes descansos, a veces sólo deteniéndose por un poco de agua.

—Media hora —dijo Minho con voz entrecortada, había bajado el ritmo para igual al rubio. No faltaba más de media hora para llegar al Claro, estaba seguro.

Volvió a tomar ritmo y siguieron así. Derecha, derecha, izquierda, derecho y nuevamente izquierda.

Se detuvieron, algo había cambiado.

—No es el camino —se sorprendió a él mismo de decirlo. Era un runner y llevaba años ahí, ya se lo sabía. ¿Cómo podía haberse equivocado? Giró a ver a Newt, estaba casi llegando donde él cuando repentinamente lo jaló por un hombro y le tiró al piso. De la nada unas púas de Griever habían salido volando hacia ellos.

—¡Corre! —le jaló arrastrándole por el piso y tomaron otro giro, la criatura bulbosa tras ellos con ese característico chirrido al caminar que escamaba hasta la médula. Y conforme avanzaban, iba más rápido. Se detuvo de golpe ante dos caminos y cuando iba a optar por la izquierda, las púas de aquella cosa volvieron a salir disparas contra ellos, arrinconándoles contra el otro camino.

Sin chistar siguieron corriendo, sin embargo en la última bisectriz que se dividía en dos, Minho fue a empujar a Newt y una de esas horripilantes cosas se le clavo a la mano, jalándolo contra el piso y haciendo que se golpeara la cara. Tomo con la mano suelta el cable y jaló con fuerza hasta desgancharse y que esa cosa lo arrastrara, después volvió donde el rubio para ambos seguir corriendo.

De ahí no pasaron ni diez minutos de intensa adrenalina, hasta que el moreno reconoció el camino y con dos giros más ya estaban ingresando al Claro.

Habían logrado regresar, ahora sólo deseaba que ese Griever que ya no escuchaban, les hubiera dejado de seguir.