1º Misión, descubrimiento del Glade Mixto- TERESA

esde que había llegado al claro, Teresa tenía cierta obsesión por saber qué sucedía detrás de enormes paredes de hormigón que lo rodeaban todo, y los encerraban literalmente. Tenía poco tiempo allí, prácticamente aún era una greenie que acababa de optar por uno de los tantos rangos que ordenaban el día a día de los gladers. Aquel día, se había despertado más temprano de lo normal, cuando aún el cielo estaba oscuro y no había sombras que proyectar. Pasó por las cocinas cuando los cooks apenas comenzaban a trabajar, y llenó su mochila con provisiones que le pudieran servir durante el día entero. Después de tomar un desayuno algo frágil, se encaminó hacia la puerta del noroeste, la que se suponía que le tocaba aunque no había hablado con nadie. Sabía que era casi un suicidio entrar sola al laberinto sin haber tenido ninguna experiencia previa, pero nadie iba a ayudarla allí, y tenía que probarse a si misma que podía.

ejó pasar algunos minutos, intentando no prestarle atención al reloj en su muñeca para no meterse más presión de la que ya tenía estando por primera vez dentro del laberinto, y totalmente sola. Bueno, al menos eso era lo que ella creía. Miró a su alrededor. Sí, definitivamente el lugar era bastante tenebroso como para tener a unos niños y adolescentes encerrados allí. ¿Quién demonios los habría enviado allí? Tenía una vaga idea de que ella lo sabía, y de que los recuerdos vagos que había tenido mientras estaba en coma tenían que ver con todo. No le había contado a nadie lo que había escrito en su brazo, ni siquiera sabía por qué eso debía ser importante. Pero cuando se puso de pie de un pequeño salto y su vista quedó clavada en la pared que tenía detrás, todo cobró sentido. Había placas, grabadas en el muro. Y hablaban de WICKED. Lo que fuera que significaran esas letras, tenían que ser la solución a todo. Se mordisqueó el labio inferior, mientras llevaba la palma de la mano a la pared, recorriéndola ida. Por otro lado, la abatía la idea de que nadie la tomaría en serio si se los contaba a los demás chicos.  

odo pasó tan rápido, que Teresa no tuvo tiempo de reaccionar. Su piedra dio en el griever, pero no como ella hubiera realmente querido. Alcanzó a rozarlo, y de seguro a molestarlo. Se quedó inmóvil cómo una niña de cinco años que no puede creer lo que está sucediendo delante de sus ojos. Y ella que estaba tan tranquila y sin problemas. Thomas pasó corriendo por su lado y la tomó de la mano; le llevó unos segundos darse cuenta que debía comenzar a correr. Se dejó arrastrar por él, intentando imprimirle toda la velocidad posible a sus pies. Gracias a Dios el chico conocía de memoria aquellos pasillos, y la llevaba zigzagueando de un lado a otro. Presionó con fuerza la palma de su mano, inconscientemente; estaba más nerviosa de lo que recordaba haber estado nunca. Pero sabía que saldrían con suerte.  

eresa se aferró al hombro de Thomas, e intentó seguirle el ritmo a pesar de que una de sus piernas no respondía de la forma en la que debería hacerlo. Estaba herida, sin duda alguna, pero aún no había querido mirar qué tan grave era la situación. Quizás era sólo un rasguño, no debía pensar en lo peor.  Atravesaron otro pasillo, con el griever pisándoles los talones; hasta que de repente, cuando dieron con un nuevo sitio, éste escondió sus armas y se marchó rodando hacia otra dirección. Recién ahí la chica se dio cuenta que había pasado todo ese tiempo conteniendo la respiración. Su cuerpo le agradeció cuando aspiró y expiró profundamente, mientras enfocaba la vista en la pared que tenía enfrente. La pared tenía una inscripción, GLADE, sin duda les estaba diciendo algo. Cuando se acercaron más, y rozaron el hormigón, ésta se desplazó a un lado, dejándoles ver una zona muy diferente al resto, totalmente vacía.

e dejó guiar sin rechistar hacia el pasillo del lado derecho, corriendo junto a él a pesar de que su pierna dolía y le pedía a gritos a un med-jack. Dejó que su peso fuera sostenido en mayor medida por Thomas, aunque sabía que no debía hacerlo porque el chico no podría solo con ella. El griever que había aparecido delante de Teresa no pareció seguirlos, al menos no por mucho tiempo. Fueron largos metros los que estuvieron corriendo, hasta que sus ojos dieron con un área verde, tan parecido al lugar en el que estaba viviendo que la asustó. Ahogó un pequeño grito en sus labios, llevándose la palma de la mano libre a la boca. ¿Qué demonios era todo eso? Instó a su compañero a seguir avanzando, mientras recorría todo con la mirada, desde la caja en medio hasta lo que la rodeaba, totalmente desierto. Alzó el rostro, sólo para darse cuenta que el cielo estaba oscureciendo. Genial, el día no podía ser mejor. Definitivamente Teresa estaba rodeada por un aura de mala suerte. Las puertas de las altas paredes comenzaron a cerrarse lentamente, exactamente como sucedía en su glade.